Buscando entre mis desordenados cajones rescaté una página en la que había escrita una carta. En seguida que me puse a leer me di cuenta de que se trataba del relato que escribí para un concurso entre colegios contra la violencia de género. El concurso trataba de escribir una carta a alguien poniendo como tema principal este fenómeno horrible que se lleva a cabo en nuestra sociedad.
Aún no comprendo cómo fui capaz de ganar el concurso, menos aún leyéndolo de nuevo después de dos años. O el jurado tenía poco gusto o hay demasiada gente que no sabe escribir. Yo apostaría por la primera opción, ya que leí una carta presentada que merecía el primer puesto mucho más que la mía. Era tal que llegaba al corazón.
Una vez leído me he tomado la libertad de corregirlo y recorregirlo hasta que quede medianamente pasable, y aun así no es convincente. No quise reescribirla porque entonces no sería la misma carta, sino otra distinta con el mismo tema.
Juzguen ustedes mismos
- Spoiler:
Querida Miriam,
Sencillamente, ya no aguanto más. ¿Cuántas veces me has preguntado si me ocurría algo y yo te respondía que no? Muchas. ¿Cuántas veces has intentado ayudarme obteniendo como respuesta una contestación brusca? Demasiadas. Pues bien, ya no lo puedo ocultar. Ya sólo me queda aceptar una vez por todas que siempre has tenido razón.
Todo estos días ocultándolo esperando que el tormento acabase, todas estas lágrimas derramadas en silencio, todo este dolor acumulado en mi interior con la esperanza de que algún día llegase el final, y lo único para lo que ha servido es para empeorar el asunto.
Siempre es igual. Todo empieza con un portazo al llegar mi padre del trabajo. Apenas ese simple ruido me eriza el vello de la nuca, aunque la situación va a peor cuando la voz de papá retumba por toda la casa. Entonces cojo a Jimie en brazos y finjo no hacer caso, cuando en realidad lo que busco es un apoyo, algo que me ayude a ignorarlo, pero pronto las voces se convierten en gritos, y es imposible no escuchar. Aprieto fuerte a un Jimie asustado ante mi pecho en un intento de demostrar que junto a mí se encuentra a salvo, todo en vano, ya que en seguida los gritos se ven acompasados por su llanto. No puedo más que estrecharle entre mis brazos y abrazarle con ternura murmurándole palabras bonitas mientras le mezo para tranquilizarle. El momento se acerca, puedo percibirlo en el tono de voz de mi madre, en ese timbre de miedo que tiñe sus palabras ya casi inaudibles, ahogadas por los berridos de mi padre y los llantos de Jimie que me perforan los oídos. Un golpe, un quejido, ese ruido sordo que se produce cuando algo pesado cae al suelo, y a continuación silencio. Y así sucesivamente.
Muchas veces oigo los sollozos de mamá a través de la puerta de su habitación y siento ese impulso que me pide a abrir la puerta y abrazarla, pero no me veo con la fuerza suficiente para acercarme a ella y apoyarla. Simplemente me doy la vuelta y dejo que se desahogue sola.
Con esta carta espero que tú seas capaz de hacer lo que yo no puedo. Confío en que harás lo correcto.Un saludo,
Tu prima Julia
PD.: Los nombres que aparecen en el texto son meramente creativos, no tienen ninguna relación con la vida real. Esta aclaración la doy para que no haya confusiones de ese tipo.
PD2.: La imagen del título no es una foto sacada por mí, es una que encontré por internet y me pareció adecuada. Esta aclaración la doy para no atribuirme méritos que no son míos.